MODELOS DE DESARROLLO AGROPECUARIO
NUEVO MODELO DE DESARROLLO:
A pesar de que las políticas
adoptadas bajo el esquema de sustitución de importaciones pretendían buscar
incrementos de productividad, durante la década de los ochenta, el estancamiento
en las tasas de crecimiento y productividad de la economías latinoamericanas
pusieron en evidencia las crecientes limitaciones del modelo de desarrollo
"hacia adentro". La respuesta en países como Chile, Bolivia, México y Colombia
fue poner en marcha un nuevo modelo basado en la inserción de las economías en
los flujos del mercado internacional, modelo de desarrollo "hacia afuera".
(1 En este nuevo escenario, la problemática ambiental derivada de los
modelos de desarrollo anteriores se debe enmarcar en el contexto de la
globalización y regionalización de los mercados, debido a la presión que la
competencia ejerce sobre mayores niveles de producción y por ende mayor consumo
de recursos, dada una determinada estructura tecnológica.
Desde un punto de vista
general, el funcionamiento de la economía de mercado y su expansión permite
pensar que el modelo de desarrollo es insostenible, teniendo en cuenta que se
fundamenta en el consumo no retributivo de recursos, y que los sobrecostos
generados por el desgaste de los factores productivos pondrían, a corto plazo,
en un plano no competitivo a las empresas.
De no lograrse un equilibrio
adecuado entre la oferta y la demanda de productos agropecuarios y pesqueros,
será difícil conseguir un equilibrio entre la oferta y la demanda de productos.
Actualmente las tendencias del comercio en una perspectiva sostenible insistirán
en que los países ricos en biodiversidad, como el nuestro, establezcan conductas
de explotación racional de los recursos naturales, siendo cada vez más rigurosos
con las medidas ambientales exigidas para posicionar nuestros productos en los
mercados internacionales.
La globalización de la economía
tiende a generar un mayor flujo de información sobre los riesgos de ciertos
productos sobre la salud, el ambiente y la biodiversidad; es por ello importante
insistir en la necesidad de avanzar en el desarrollo de actividades productivas
de manera selectiva que puedan responder a las exigencias cada vez mayores de
calidad ambiental de los productos ofrecidos al mercado. En este sentido, el
problema fundamental se centra en cómo obtener una compatibilidad entre el
desarrollo sostenible y un sector agropecuario competitivo.
Modelo de sustitución de importaciones
El modelo de sustitución de
importaciones, también conocido como de Desarrollo "hacia adentro", acogido casi
sin excepción en la región, inspiró la formulación de políticas económicas en
América Latina desde los años cincuenta.
Bajo este modelo, el sector
agropecuario cumplía un papel secundario frente al proceso de industrialización
acelerada que debería jalonar el desarrollo y el crecimiento. En este sentido,
se buscó un sector agropecuario de mayor crecimiento para cumplir su función
primordial de proveer recursos para el resto de la economía; así, para los años
cincuenta, y con el fin de aumentar la productividad, se recomendó impulsar la
mecanización de la agricultura y favorecer la transferencia de tierras de
ganadería extensiva a la agricultura, sin hacer mención explícita de los
aspectos redistributivos, de empleo y mucho menos de consideraciones
ambientales.
El Plan para la década de
1960/1970 hizo hincapié en la importancia de la reforma agraria. A1 mismo tiempo
se mencionaba la importancia de la agricultura comercial y de la ganadería, como
rubros más dinámicos dentro del sector, y nuevamente se defendía la mecanización
como instrumento para elevar la productividad. Apenas para entonces surgía la
preocupación por la distribución del ingreso rural.
El inicio de la década de los
setenta se caracterizó por volver a colocar en un lugar prioritario la reforma
agraria y por la inclusión y el papel que empezaron a jugar los insumos
mejorados como mecanismo para incrementar la productividad , (16) el
inicio de la denominada Revolución Verde.
Este esquema, basado en
postulados unilaterales de intensificación de la productividad y su inserción
acrítica en el medio colombiano, que junto con elevadas tasas de crecimiento
poblacional, la "explosión" urbana de los últimos 20 años, esquemas
inequitativos de acceso y tenencia de la tierra, y políticas y programas de
colonización y desarrollo rural generalmente diseñados sin ninguna consideración
ambiental, se afianzaron a finales de los setenta y en la década de los ochenta,
permaneciendo en mayor o menor grado hasta la actualidad.
COMPETITIVIDAD Y DESARROLLO SOSTENIBLE: "CONTRADICCIÓN O PROPÓSITO"
Los sistemas extensivos de
explotación, los monocultivos, el uso masivo de pesticidas y fertilizantes, han
convertido a la agricultura en cada vez más consumidora de energía, materia y
capital con graves repercusiones sobre los ecosistemas. La actividad
agropecuaria se ha caracterizado entonces por una búsqueda de alta productividad
a corto plazo, sin tener ninguna consideración sobre la permanencia futura de
los recursos naturales. Todas estas actividades han generado degradación de
suelos, agotamiento de las fuentes de agua, deforestación y destrucción de
ecosistemas.
Por otra parte, los factores
que vienen afectando el desempeño del sector agropecuario tienen que ver con la
baja rentabilidad y competitividad de las actividades agrícolas; dificultades de
financiamiento y capitalización; de acceso a la tecnología; de comercialización
y mercadeo, y problemas relacionados con la violencia, la inseguridad y el
entorno social en el que desenvuelven los productores.
Asimismo, el proceso de
internacionalización de la economía colombiana en el contexto mundial de
tendencia hacia el libre comercio, significa una relación y consistencia cada
vez mayor entre los acuerdos comerciales plurinacionales y las políticas
nacionales. Igualmente, obliga al examen de la relación entre el libre comercio,
el medio ambiente y la agricultura
Esta relación podría
catalogarse como beneficiosa en el contexto de nuestro país, ya que su posición
biogeográfica la ubica dentro de los países con mayor disponibilidad de recursos
biogenéticos, así como de una gran diversidad de ecosistemas, potenciales de una
amplia gama de producción.
Ante esa potencialidad, el gran
desafío para participar en la apertura consiste en cómo conciliar políticas de
modernización de la agricultura, hacerla incluyente y aumentar su productividad
sin penalizar el uso de los recursos naturales, de tal manera que se asegure la
sostenibilidad del desarrollo en el largo plazo. Es decir, compatibilizar las
urgencias productiva ' del presente con las necesidades que enfrentarán las
generaciones futuras.
Es así como dentro de las
claras tendencias de política para el desarrollo de la agricultura del nuevo
milenio, no escapan los conceptos de sostenibilidad y competitividad. Éstos se
enmarcan dentro de una visión integral del desarrollo, en la cual los procesos
productivos del sector agropecuario no pueden ignorar el crecimiento económico
ligado al mejoramiento de la calidad de vida de la población rural, sin
detrimento de los recul sos naturales base de dichos procesos productivos.
De esta manera, hablando en
términos de política tanto nacional como internacional, no se trata sólo de
optar por nuevas tecnologías productivas, sino de hacer la escogencia en
dirección de nuevas políticas económicas, por la adopción de una estrategia que
apunte a conquistar el mercado de la calidad en la producción: hablamos entonces
del paso de la "cantidad" a aquel de la "cualidad", para que de esta manera la
agricultura recupere su estado de relación amigable o sana con el medio
ambiente.
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